Y SIN EMBARGO
Confiaba en mí. Era mi maestro y mi mejor amigo.
El que me llamó a su lado sin importarle mi pasado.
Me encomendó el dinero, el cual siempre llevé conmigo:
y él lo sabía. Mas, jamás me lo había expresado.
Me corrigió contadas veces, cual padre a su hijo.
Me convidó a comer de su multiplicado pescado.
A su sombra sí que me sentía amado, protegido.
Nunca, ni antes ni después, me sentí tan cuidado.
Y sin embargo, yo lo traicioné. Por treinta monedas.
Por mi culpa, acabó en una cruz rodeado de viles
criminales que se burlaron de él sin compasión.
No merezco llamarme su discípulo ni andar sus sendas;
antes bien, me es mejor sufrir mil tormentos terribles
en donde impera el fuego eterno de la condenación.
AUTOR: ERRM
FECHA: MIÉRCOLES, 27 DE MARZO DE 2024
ORIGINAL
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